Este sitio emplea cookies de Google para analizar el tráfico. Google recibe información sobre tu uso de este sitio web. Si utilizas este sitio web, se sobreentiende que aceptas el uso de cookies.

Zona Pro

Una batalla de barro

Enrique Soto | 12 de junio de 2013

“La Madre Naturaleza nos debe una”, declaró esta semana Matt Shaffer, superintendente del Merion Golf Club. Lo cierto es que el equipo de mantenimiento no ha tenido ninguna suerte después de todo el trabajo invertido a lo largo del último año. Era el día 3 de enero cuando os anunciábamos que los socios de este campo tenían que jugar desde alfombrillas en sus calles, ya que querían mantenerlas impolutas para cuando llegaran los mejores jugadores del mundo. Han hecho todo lo posible para conseguirlo, aunque la lluvia haya cambiado el escenario previsto por completo.

Este U.S. Open no tendrá un campo duro como una carretera y ciertamente, como dijo Luke Donald en rueda de prensa, “facilitará mucho el juego alrededor de green”. El exceso de agua ha transformado “el último examen de golf” en una prueba algo desconcertante para todos sus participantes. El rough sigue siendo espeso y la bola rodará rápido en los greenes, por lo que no deberíamos presenciar un festival de birdies, sin embargo, el monstruo que a menudo se presenta a estas alturas de la temporada está herido y mermado. No se parece tanto al Abierto de los Estados Unidos.

Así lo ha reflejado Webb Simpson, que tiene pensado jugar el hierro 5 de salida en los hoyos 8 y 9. El campeón defensor parecía sorprendido por las facilidades que otorga el campo, y en su repertorio de golpes en los pares 4 también se incluye utilizar el wedge hasta en unas nueve ocasiones. Resulta difícil pensar que no pueda terminar sus vueltas fácilmente bajo par, pero, sobre todo, es complicado comparar este recorrido con el que se jugaba hace unos años. Charles Price escribía entonces sobre sus 120 bunkers, llamados “Las caras blancas de Merion”, y decía que si se conseguían evitar, el trabajo estaba casi hecho. Eso sí, nadie podía escapar del todo de ellas.

El agua ha cambiado esta circunstancia, ya que la bola no bota con fuerza en las calles y es más difícil que termine rodando hasta una de estas trampas. Graeme McDowell veía una ventaja y un inconveniente en este escenario encharcado. Por un lado, sí, es más sencillo dejar la bola en la hierba segada al ras, pero por otro, algunos golpes serán kilómetricos. “Diez u once de los hoyos de Merion son tan duros como cualquiera de los que he visto en otros U.S. Open”, declaró. “Los drives, el rough, la complejidad de los greenes, los pares 3… Espero que no sea fácil hacer pocas”. Es una de las principales preocupaciones de los mejores del Ranking Mundial. “En cierto modo, el tiempo ha provocado que muchos más jugadores tengan una oportunidad”, decía Donald. “Hace el campo algo más fácil o, al menos, no tan duro. Como uno de los mejores lo que quieres es que la prueba sea lo más complicada posible”.

Y lo será, aunque puede que solo en parte. Entre los hoyos 7 y 12, Merion es tan vulnerable como lo describía Simpson (hierro 5 de salida y wedge a green), pero del 14 al 18, la bestia podrá defenderse. “Los hoyos cortos son muy cortos y los largos son muy largos”, explicaba Rory McIrloy. Todas las miradas, sin embargo, estarán bien atentas a los movimientos del Tigre. El número uno del mundo busca aquello que perdió cuando su bola impactó en la bandera del hoyo 15 del Augusta National. Hasta aquel momento, el torneo estaba en sus manos. Woods ya ha jugado aquí en estas condiciones, así como en otras más secas y duras, y tiene preparado, como siempre, un plan de juego para terminar el domingo en primera posición. Le preguntaron por él en rueda de prensa y escapó diciendo que todavía no estaba seguro. Sí que presentó uno de los principales problemas que pueden aparecer con el paso de los hoyos. “Las condiciones siguen cambiando”, explicaba Tiger. “Primero lloverá y luego el campo podrá secarse y empezarán a aparecer las bolas llenas de barro. Eso va a ser muy interesante…”

Puede que este U.S. Open no se parezca mucho al de otras ediciones, al menos durante su primera jornada, pero como explicaba Woods, el campo “sigue cambiando”, como si fuera un ser vivo. El que gane el domingo habrá sido capaz de coger la mayoría de calles, controlar sus golpes largos a green, mostrarse certero con los más cortos y, como siempre, meter un buen puñado de putts. Sigue siendo “el último examen de golf”; una batalla de barro.

Horarios de salida

Deja un comentario

Si estás registrado, la publicación de tus comentarios será instantánea. Asegúrate de escribir correctamente tanto tu nombre de usuario como la dirección de correo electrónico que incluiste durante el registro.
Si no estás registrado, tus comentarios quedarán pendientes de moderación. Regístrate aquí.

Comentario: