Un día de finales de mayo de 2010 un señor inglés decidía romper su racha de victorias frustradas y se llevaba el Madrid Masters. Ese fin de semana empezó una carrera al éxito y al número uno del mundo, una historia que acababa con las críticas, muchas veces injustas, hacia un golfista que ha llevado a este deporte a los mejores niveles de elegancia, respeto y juego.
Un día antes, dos señores españoles, menos gentleman, espectacularmente menos guapos, radicalmente menos ricos y definitivamente peores jugadores de golf (de hecho, si se comparara de manera objetiva se podría decir que ellos no juegan al golf) se encontraban en la sala de prensa de la Real Sociedad Hípica. Uno, el que esto escribe, llevado por el ansia de meter el golf en la agenda del periódico más leído y respetado de España. Ay. El otro, no hace falta que se presente, llevado por una infatigable capacidad de trabajo y por la locura de montar de la nada una página que trate a este deporte como se merece.
Tras hablar un rato y compartir penas llegamos a un pacto: colaboraría actualizando en la medida de lo posible la cuenta de Twitter. Toma las claves y ya veremos, me dijo Óscar. Vale. No está mal para dos personas que se acababan de conocer. Más de 20 meses y 1.000 seguidores de Twitter después, aquí andamos. El golf en España y en los medios españoles sigue más o menos en las mismas, pero sitios como Crónica Golf dan una lección a diario. Para quien crea en el destino, en las casualidades o en lo que sea, en ese Madrid Masters estuvimos siguiendo el partido de otro inglés, raro, sin gorra, que mandaba a su caddie leer las caídas. Se llama Robert Rock.
Escribe lo que significa Crónica Golf para ti, me dijo @oldgarcia tan tranquilo hace unos meses, como si no me estuviese pidiendo algo terriblemente complicado. Elaboraré una lista, recurso un poco cutre para alguien que se sigue ganando la vida escribiendo y editando lo que los demás escriben, pero es lo que hay; no soy bueno con las emociones. Crónica Golf para mí: desahogo de una pasión cohibida en mi medio natural, entusiasmo, descubrimiento, una idea que compartir, un placer culpable y casi imposible de satisfacer dada la vida que llevamos, una aventura, pero, sobre todo, un lugar donde aprender. Y que dure.
El golf y los emprendedores nunca han gozado del respeto merecido en este país. Ni en los medios, ni entre el mal llamado pueblo, ni entre los políticos. Para el golf y para los emprendedores, para este loco llamado Óscar y todos los que han hecho y hacen posible a diario esa locura llamada Crónica Golf va el homenaje. Nos queda mucho por hacer.
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