Habían transcurrido cuatro meses de 2013 y el Circuito Europeo todavía no había visto cómo un jugador conseguía dos triunfos. Charl Schwartzel, Louis Oosthuizen, Gallacher, Fichardt… todos habían disparado en el centro de la diana pero ninguno parecía capaz de imponer cierta claridad en la Race to Dubai, liderada por un Sergio García tremendamente regular a lo largo de la temporada. Entonces, surgido de un lugar desconocido, apareció Brett Rumford en Corea del Sur para triunfar en el desempate. Nadie daba un céntimo por él en el Volvo China Open, una semana después, pero el australiano volvió a conseguirlo. Un juego de tee a green certero y una contundencia aplastante con el putter en las manos. Catorce días. El circuito ya tiene un nuevo número uno.
Por primera vez en lo que llevamos de año pudimos contemplar una última jornada predecible. Rumford impartió una clase magistral de juego corto en los nueve primeros hoyos del Binhai Lake Golf Club, firmando tres birdies y seis pares, mientras el resto de contendientes luchaban por mantenerse al par. Podría haber sucedido como en Malasia, Sudáfrica o Catar, donde las cosas iban igualándose a medida que se acababan los hoyos, pero no en esta ocasión. El australiano sumó otro birdie al 12, otro al 13 y consiguió un tercero consecutivo en el 14, dejando el resto de su vuelta como un paseo triunfal para celebrar una nueva victoria con cinco golpes de ventaja. “Como sucedió la semana pasada, estoy ahora mismo sin palabras”, declaró al finalizar.
No ha sido fruto de una exhibición de juego largo ni de golpes imposibles desde posiciones comprometidas. Brett jugaba en ocasiones a fallar al lugar correcto, ya fuera un bunker o el lado más alejado de la bandera, y una vez allí recuperaba y embocaba el putt sin importar la distancia hasta el hoyo. Lo hizo cinco veces el jueves, otras cinco el viernes un total de nueve el sábado y cinco más el domingo. Otras semanas se había marchado a casa con un buen saco de bogeys en su bolsa pero durante los últimos días siempre salía con el par. Cuatro vueltas por debajo de los setenta impactos en China (68, 67, 69 y 68) le dejaron con cuatro de ventaja en lo más alto de la tabla, seguido del finlandés Mikko Ilonen con menos doce y del francés Victor Dubuisson con menos once. “Es algo surrealista”, comentó. “Es la primera vez que juego la semana después de una victoria por lo que estoy más que satisfecho. Es difícil saber qué pasa por mi cabeza ahora mismo”.
El nuevo número uno de la Race to Dubai pasa a ocupar, por primera vez en su carrera, un puesto entre los ochenta mejores del Ranking Mundial y deja el resto de la temporada como un campo abierto donde jugar al golf sin presión alguna; un escenario en el merecerá la pena ver cómo evoluciona tras este atracón de éxitos.
Pablo Larrazábal firmó una última vuelta de 73 golpes y descendió hasta la quinta posición, en lo que supone su cuarto top 10 en lo que llevamos de año. Seis birdies, cuatro bogeys y un doble bogey en su tarjeta, en lo que el catalán definió como: “Un día de buenos y malos golpes”. Es la parte más positiva que puede sacar de esta semana, ya que sin alcanzar su mejor nivel, Larrazábal vuelve a luchar de nuevo por conseguir esa tercera victoria en el circuito. Se revuelve y levanta de los malos hoyos para responder con garra en los siguientes, torneo a torneo, alcanzando ya vigésimo octava posición en la Race to Dubai.
Rafael Cabrera-Bello finalizó quincuagésimo primero tras una última ronda de 76 impactos, en un acumulado de mas dos.
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