Resultaba sorprendente que Bo Van Pelt estuviera cerca de clasificarse para jugar la Ryder Cup sin haber ganado un solo torneo en dos años. Pero claro, durante este periodo de tiempo el estadounidense había sumado quince top 10 en el PGA Tour, mostrando una regularidad que le hacía competir por el triunfo en numerosas ocasiones. El que no lo haya conseguido hasta esta semana en Australia evidencia el hecho de que ganar, en el golf, no es tarea de un solo hombre. Para conseguirlo es necesario que se den ciertas circunstancias, como que los rivales también falles o que un putt bien tirado termine cayendo hace el hoyo. La suerte de los campeones, acostumbra a llamarse a este factor.
Pero por fin ha llegado su premio. Partiendo como líder del ISPS Handa Perth International por un solo impacto de ventaja, no desaprovechó la oportunidad y firmó 68 golpes en la última jornada, en la que protagonizó un bonito duelo frente a su compatriota Jason Dufner.
Van Pelt comenzó con seguridad su vuelta, consiguiendo tres birdies en los siete primeros hoyos del Lake Karrinyup Country Club para consolidar su ventaja en dos impactos. Dos aciertos más en los hoyo 10 y 11 le permitieron no sufrir demasiado cuando Dufner lanzó su ataque, que llegó en el 15 después de que Bo cometiera su primer error del día. En ese momento la diferencia se redujo a un solo impacto y parecía que las tornas podían cambiar, pero Van Pelt no lo permitió. Reaccionó a su error con otro birdie en el 15 y ganar pasó a ser una tarea mucho más sencilla, cuestión de encadenar tres pares seguidos. Otro bogey de Jason en el 16 le permitió no arriesgar en el tramo más tenso del torneo.
«Hemos protagonizado un gran duelo y hemos jugado bien», declaró el ganador al finalizar. «Lake Karrinyup fue una gran prueba durante toda la semana. Ha sido una batalla donde ha soplado el viento, los greenes estaban firmes y rápidos, y ha sido un placer jugar aquí esta semana». Por su parte, Dufner se mostró contento por la oportunidad de victoria. «Es genial volver a la competición así después de dos semanas parado tras la Ryder Cup. Nada de lo que arrepentirme, solo tengo que mejorar un par de cosas en mi juego».
En tercera posición en solitario finalizó Alejandro Cañizares, que se puso como meta en este viaje a Australia meterse entre los 60 mejores de la Race to Dubai. Pocas cosas hay más difíciles en el deporte que plantearse una meta a corto plazo y llegar hasta ella sin miramientos. Alejandro obtiene con esta posición más de noventa mil euros y se mete de lleno en la final del circuito, que se disputará a finales de noviembre. Para asegurar su presencia, disputará también el Abierto de Sudáfrica la semana anterior.
El australiano Michael Hendry finalizó en cuarta posición mientras que la quinta fue ocupada por Paul Casey, Scott Jamieson, Rhys Davies, David Howell y Emiliano Grillo. Ignacio Garrido, con una última vuelta de 77 golpes, finalizó en trigésimo sexta plaza.
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