Virginia Espejo lo tiene claro. Después de unos cuantos minutos de conversación hay una palabra que acude inevitablemente a la mente: método. Y, por lo tanto, no sorprende que la madrileña eligiera una licenciatura tan exigente como las Matemáticas en su paso por la Universidad de Southern Mississippi, carrera muy alejada de otros títulos más benévolos que en ocasiones adornan el currículum de deportistas que han pasado por universidades estadounidenses.
Pese a que ha seguido una trayectoria atípica hacia el profesionalismo, la jugadora madrileña está dando todos los pasos que cree convenientes para hacerse hueco en el competitivo mundo del golf femenino. Los resultados empiezan a llegar, ya suma tres top 20 en cinco torneos que ha jugado en el Banesto Tour (en La Barganiza empezó segunda, con 68 golpes tras la primera vuelta, pese a sufrir un fuerte ataque de ciática) y hace apenas quince días logró su primera victoria como profesional en el Circuito de Madrid.
Por ella no va a quedar, desde luego, y su constancia y calidad empieza a llamar la atención de los primeros patrocinadores. Como la pujante marca española de ropa Polo Swing, que acaba de incorporarla a sus filas.
Pero antes de todo esto, Virginia ha tenido que dar muchos pasos…
“Me inicié en el golf porque yo jugaba al baloncesto pero tenía las rodillas muy mal, y con doce años me apunté junto a mis padres, que son muy deportistas. Al principio mi hermana y yo íbamos un poco obligadas, pero luego me picó el gusanillo”, recuerda Virginia. “Empecé a dar clases en Las Rejas con María Martín, mi primera profesora, con quien luego he coincidido en el Banesto Tour, y después de un año y pico mis padres se hicieron socios de La Dehesa. No tardé mucho en entrar en el equipo porque una chica se rompió un tobillo, así que puede decirse que las lesiones marcaron mis primeros pasos en el golf”.
Después de empezar a competir en el equipo de La Dehesa que llevaban Fredy Lilly y Miguel Carrasco, entró en el equipo de la Federación de Golf de Madrid (también a las órdenes de Lilly y Antonio Barquero) y empezaron a llegar los resultados: ganadora del Campeonato de España de 3ª Categoría en 2005; tercera en el Campeonato de España de 2ª Categoría en 2006; ganadora del Campeonato de España de Dobles de 2008 junto a Patricia Sanz. Y llegó el salto a Estados Unidos…
“Lo de la universidad en Estados Unidos me salió de casualidad. Fui a jugar un torneo con mi amiga Claudia Rojas y con su padre, y me contó que iba a ir a Estados Unidos. En aquel momento yo tenía hándicap 3 y me interesó, con lo que en segundo de Bachillerato me puse a hacer el papeleo para ver si salía algo y me propusieron varias universidades. Elegí una del sur porque a mí la nieve no me gusta y acabé en Mississippi”, recuerda Virginia. “Los dos primeros años jugué muy bien, pero en el tercero y el cuarto había que sacar la carrera y con buenas notas, porque quería contar con un plan B por si acaso…”
Pese a los estudios, en 2011 le dio tiempo a batir varios récords de las Golden Eagles de Southern Mississippi: mejor vuelta, mejor resultado a tres días, mejor media de golpes… Y nada más volver a España, el “método Espejo” se pone en marcha…
“Mi idea era buscar un grupo de trabajo para organizarme bien, y decidí pasarme a profesional en marzo para ganar experiencia, preparar la escuela y jugar todo lo posible con gente mejor. Por mi edad, decidí que tenía más oportunidades de jugar como profesional que como amateur y empecé a entrenar con Antonio Hortal en La Dehesa y con Chegun (el profesional Jae Hoo Chang) en la escuela de Pepín Rivero. Además, trabajo con Tita Lozano, psicóloga, y Juan Dusmet, preparador físico. Este año, toca trabajar duro y estar en buenas condiciones físicas para darme la mejor oportunidad posible en la escuela”.
Está claro que no deja nada al azar, y aunque está satisfecha con los resultados, es consciente de que aún le queda mucho trabajo por delante.
“Ha sido una temporada de aprendizaje, ya que hay muchas situaciones en las que no me he visto nunca. He cambiado bastante el swing, porque lo tenía muy potente pero poco consistente, y he estado insistiendo mucho en esa parte con Chegun y Pepín, además de las sesiones con Tita y de trabajar mucho el físico porque en la universidad apenas tocábamos ese aspecto… y si no te obligan, no lo haces. Y parece que, con esfuerzo, van saliendo las cosas. En los últimos meses he ganado en regularidad, conseguí vencer hace dos lunes en el Circuito de Madrid, y en La Barganiza me puse segunda tras el primer día, aunque me dio un ataque de ciática antes de empezar y no sé cómo hice tres menos…”
“Si quieres hacer algo, o lo haces bien o no lo haces. Para mí supone un gran esfuerzo económico contar con todo mi equipo, pero considero que si prescindo de alguno de ellos, mi golf cojea. Este año es una inversión y ojalá encuentre algún patrocinador que me apoye como lo hace Polo Swing con la ropa o B.I.G. con los palos. Desde luego, yo voy a poner todo lo que esté en mi mano. Si no sale, no va a ser por falta de esfuerzo”, remacha la madrileña. Y la creemos a pies juntillas. De momento, este año comienza su periplo con la escuela de clasificación del Ladies European Tour.
“Qué pena que se hayan llevado la escuela a Marruecos, pero qué se le va a hacer. Si no consigo la tarjeta, el año que viene jugaré el LET Access Series. Sé que, de aquí a un año, no voy a ser todo lo buena que puedo llegar a ser. Tengo claro que necesito tiempo porque de amateur no he sido espectacular y empecé un poco tarde. Si no me clasifico, jugaré el LET Access Series y seguiré acumulando experiencia y si me saco la tarjeta, a defenderla a muerte. Y si no llega este año, no pasa nada…”
No obstante, la realidad económica del golf femenino sigue siendo dura: el LET Access Series ha multiplicado las opciones de juego de las golfistas europeas, pero su calendario transita por países dispersos por toda la geografía del Viejo Continente. Portugal, Francia, Ucrania, Dinamarca, Grecia, Gran Bretaña, Noruega, España… Pocos premios y muchos kilómetros para aquellas jugadoras que busquen hacerse un hueco en el Ladies European Tour.
“Jugar en Europa supone un esfuerzo económico muy fuerte y por eso estoy buscando patrocinadores que me ayuden a sufragarme los gastos. El año pasado lo intenté con el Neo Pro de la madrileña y este año volveré a hacerlo, y con el Neo Pro de la española lo tengo un poco más complicado porque no he estado en equipos nacionales”.
De momento, Virginia cuenta con el apoyo de Polo Swing, marca española de ropa de golf que la ha convertido en su abanderada.
“Me iba a Noruega a jugar, necesitaba unos jerséis y un dependiente de una conocida tienda, amigo de Alberto Dóniga (que entrena conmigo en la RFEG y es imagen de Polo Swing), me habló de la marca. Me gustó que fuera una marca española, conocí a Juan Carlos Sevillano, el dueño, y me ofreció la posibilidad de colaborar con ellos. Le dije: «Yo no soy del todo fea y estaría encantada de llevar vuestra ropa»”, explica Virginia con una sonrisa pícara. “Además, la ropa es muy bonita, así que me alegro mucho de haber llegado a un acuerdo con Polo Swing”.
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