Tras embocar el último putt, estamos seguros de que Oliver Wilson empezó a creer un poco más en los cuentos de hadas, el karma o la divina providencia tras llevarse su primer triunfo en el European Tour y contar con una segunda oportunidad de rehacer su carrera tras la pérdida de la tarjeta en 2012. El inglés se ha llevado el Alfred Dunhill Links Championship con una vuelta final de 70 (-2) golpes que le ha servido para ganar a la jauría de fieras golfísticas que le persiguió durante todo el recorrido.
Wilson, de 34 años, pasó de ser parte del equipo de la Ryder Cup en 2008 y llevar una carrera más o menos brillante con nueve segundos puestos entre 2006 al 2009 y alcanzar el top 50 mundial, a verse abocado a la segunda división del golf europeo en 2012 tras una época en la que su juego se fue derrumbando poco a poco. De hecho, durante toda esta temporada en el Challenge Tour su juego había sido más que discreto e incluso se encontraba fuera del top 100 del circuito satélite del European Tour. Nadie podía esperar que, de repente, toda la calidad que guardaba escondida en alguna parte de la bolsa saliera a relucir en el momento más oportuno para situarle de nuevo en el punto de partida antes de la debacle.
Pero la hazaña no ha sido fácil. Al paso por el 13 el marcador señalaba a cuatro jugadores empatados en la cabeza: Tommy Fleetwood, que se había embolsado cuatro birdies en los ocho primeros hoyos, Richie Ramsay que llevaba seis y parecía dispuesto a merendarse el Old Course, el propio Oliver Wilson y Rory McIlroy. Sí, el mismo que se llevó dos majors este año y especialista en finales bajo presión.
Con este panorama, pocos de los que andaban por St.Andrews hubieran apostado una libra por Wilson, aunque hubiese demostrado con dos birdies consecutivos al 10 y al 11 que iba en serio. Había demasiados enemigos y mucha tensión en el ambiente. El primero en atacar fue Ramsay, que iba sin el freno de mano puesto y en el 14 y el 15 sumo un par de birdies más, lo que le permitió colocarse como líder momentáneo a falta de dos hoyos. Todo parecía preparado para que el escocés sumara su tercer título, pero se pasó de frenada y dos bogeys en el 16 y 17 le ponían de nuevo empatado con Wilson.
En ese momento, todo apuntaba que se produciría un ataque final desde todos los frentes, pero el único que consiguió sacar algo positivo en los últimos hoyos fue Wilson, que con su birdie en el 16 cogía aire y veía como ni McIlroy, ni Ramsay, ni Fleetwood pudieron volver a alcanzarlo. El paseo por el 18 fue una especie de caminata liberadora que le iba a conceder algo más que una victoria, una segunda oportunidad.
“No tengo palabras. Llevo once años luchando por una victoria. Casi lo consigo en nueve ocasiones en las que realmente no había hecho nada para perder, pero la suerte no estaba de mi lado, hasta esta semana en la que me han dado la oportunidad de jugar y de lo que nunca estaré lo suficientemente agradecido”, explicaba un emocionado Wilson que aseguraba que iba a estar celebrándolo bastante tiempo ya que tenía “mucho champán en hielo” desde hace tiempo.
Nacho Elvira y Pablo Larrazábal, ambos en la trigésimo segunda posición, han terminado como los mejores españoles tras firmar tarjetas de 69 (-3) Elvira, y de 68 (-4) Larrazábal. Alejandro Cañizares ha descendido treinta y dos puestos tras terminar con 74 (+2) golpes y desplazarse hasta la posición quincuagésimo primera. Adrán Otaegui con +3 en su última vuelta, es el último español de los que superaron el corte en la clasificación al terminar en el puesto sexagésimo primero.
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