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Zona Pro

Yang tenía razón

Enrique Soto | 20 de diciembre de 2013

“Seremos todo un desafío para el equipo europeo porque la alineación asiática es imponente”, declaró Y. E. Yang, capitán del equipo asiático del Royal Trophy en los prolegómenos del torneo. “Apuesto a que ganamos esta primera jornada por 3 a 1”. Así llegaron los foursomes del viernes, con algo de picante por parte de los máximos representantes de cada bando y con un grupo de dieciséis jugadores que se han pasado todo el año compitiendo alrededor del globo. El Dragon Lake Golf Club iba a poner a prueba la motivación y el estado de forma de todos ellos y, quizá, Yang sabía algo que el resto desconocíamos. Asia se impuso por 3 a 1.

El dominio fue tan evidente que José María Olazábal se planteará cambiar el orden de sus cromos para la siguiente jornada. Thongchai Jaidee y Kiradech Aphibarnrat, posiblemente la pareja más fuerte entre los asiáticos, salieron volcados hacia los birdies desde el primero de sus golpes y encarrilaron el partido en tan solo seis hoyos, gracias a cuatro birdies. Y ya está. El partido no cambio ese discurso inicial en ningún momento porque Gallacher y Lawrie consiguieron solo tres birdies a lo largo de la jornada, y además sumaron dos bogeys. 5&3 para los de Yang y el primer punto en el marcador.

Podría haber sucedido algo distinto en el duelo que enfrentó a Nicolas Colsaerts y Bernd Wiesberger con Hiroyuki Fujita y Ryo Ishikawa, ya que la pareja japonesa estuvo algo más errática a lo largo de los dieciséis hoyos de duración. Firmaron cuatro errores en el campo chino, abriendo la puerta a sus rivales para aprovechar esas oportunidades. Pero si los unos no anduvieron finos, los otros todavía menos. Los europeos firmaron cinco bogeys a lo largo del día y tan solo consiguieron dos birdies, jugando por encima del par y haciéndose imposible ganar a cualquiera. 3&2 para los japoneses y un dos a cero en la tabla.

No son muchas las facilidades que otorga el Dragon Lake, al menos juzgando los resultados en este formato. El primer punto se consiguió con un parcial de menos cinco y el segundo con uno de par. Parecía más cuestión de consistencia que de imaginación, más de coger poco a poco los greenes y embocar alguna oportunidad. Eso hicieron K.T. Kim y H.S. Kim para vencer a Álvaro Quirós y Thorbjorn Olesen: firmaron cuatro birdies y solo cometieron un bogey, mientras que los europeos, otra vez a remolque, se esforzaban por remontar. Hasta seis errores en su tarjeta les hicieron perder por 4&2. Tres a cero para Asia y el resultado de Yang amenazando con cumplirse. Llegados a este punto, Olazábal también lo prefería.

Dado que el español es un experto en remontadas (al menos tras aquel domingo de Medinah), acompañó a Marc Warren y David Howell en el último partido del día para intentar sacar algo positivo del viernes, una piedra sobre la que construir una victoria. Tuvieron suerte los europeos ya que Wen-chong Lian y Ashun Wu fueron los que peor jugaron entre los suyos. Firmaron nueve pares en sus primeros hoyos para cometer luego dos bogeys en los segundos, mientras que los europeos, con cinco aciertos, supieron imponerse por 2&1. Una cosa dejó clara este inicio de Royal Trophy: jugar sobre par es sinónimo de derrota. El par, o algo un poco mejor, es sinónimo de competición. Los fourballs, el sinónimo de birdies, marcaran en buena medida el destino de este torneo.

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